Sensibilidad
Agustín Galo Samario
Apenas es martes y el gobernador Miguel Márquez Márquez ya cuenta con una semana por demás desafortunada. Primero fue el tema de los desaparecidos el que lo metió en problemas, luego el del estudiante de la Universidad de Guadalajara muerto en Guanajuato capital en pleno Festival Cervantino, después las protestas estudiantiles contra la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y, para cerrar, la desatada inseguridad que ha dejado varios muertos en León e Irapuato, éste un asunto al que ayer prefirió darle la espalda.
Decir que es mejor que los universitarios protesten estudiando contra lo sucedido en Guerrero, lo muestra como un funcionario que no ha medido la dimensión de lo que pasa en el país. Peor aún, afirmar que los desaparecidos no son tales sino que algunos se fugaron con la novia o se fueron de migrantes no sólo exhibe su insensibilidad ante la tragedia que viven familias enteras de guanajuatenses sino hasta un visible desdén por lo que haya podido sucederles a los ausentes.
Miguel Márquez ha repetido varias veces que las investigaciones sobre la muerte de Ricardo de Jesús Esparza Villegas son profesionales, objetivas y científicas; que se ha comprometido ampliamente para resolver el caso con el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, y el rector de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh Bravo Padilla. Pero cuando un contingente de la Federación de Estudiantes de la UdeG (FEU) llegó a Guanajuato para marchar hasta el palacio de gobierno para exigir justicia y decirle al procurador de Justicia “que haga bien su trabajo”, el gobernador prefirió ir a Salamanca a la armadora de autos Mazda e instruir al secretario de Gobierno, Antonio Salvador, para que atendiera los fuertes reclamos de los universitarios jaliscienses.
Ni el procurador Carlos Zamarripa Aguirre tuvo a bien presentarse a la reunión con el dirigente de la FEU, Alberto Galarza. Igual que su jefe, envió al subprocurador René Urrutia de la Vega, que no dijo más que lo mismo: que el gobierno guanajuatense se compromete a esclarecer el caso. Para quien preguntó de su ausencia, la disculpa de Zamarripa fue que había tenido que viajar a la Ciudad de México a presentar su examen de control y confianza.
La seriedad con que el gobernador hace frente a algunos de los asuntos más importantes del estado, que como se ve alcanza a sus cercanos colaboradores, se expresó otra vez ayer cuando el equipo que lo acompaña en las giras por los municipios impidió que los medios le preguntaran sobre la violencia que ha cobrado víctimas en Irapuato y León, con los asesinatos del exfuncionario público Leobardo Magaña Ahedo y dos estudiantes. Huidizo, habló en una breve conferencia de prensa sobre la inauguración del acueducto El Zapotillo y nada más. De inmediato partió a toda prisa. Así van las cosas a dos años de que asumió el cargo de primer mandatario estatal.
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