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Alex Lantier / WSWS*
Martes 17 de mayo de 2022
La alianza de la OTAN está preparando una amplia escalada de su guerra por delegación contra Rusia en Ucrania y de las guerras e intrigas imperialistas en todo el mundo. Esto se desprende de dos cumbres celebradas el fin de semana en Alemania por los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN y del grupo G7 de los países más ricos del mundo: Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Japón, Francia, Italia y Canadá.
Finlandia y Suecia confirmaron que se unirían a la OTAN contra Rusia. Los socialdemócratas gobernantes de Suecia dijeron que solicitarán su ingreso en la OTAN, después de que Finlandia declarara que lo haría esta semana. ‘El Partido Socialdemócrata sueco ha tomado la decisión histórica de decir sí a la solicitud de ingreso en la OTAN’, tuiteó la ministra sueca de Asuntos Exteriores, Ann Linde, mientras la primera ministra, Magdalena Andersson, se comprometía a ‘asegurar que hay un amplio apoyo parlamentario en el Riksdag para la solicitud de ingreso de Suecia’.
Al mismo tiempo, se desarrollaron ejercicios militares de la OTAN a lo largo de la frontera occidental de Rusia. Las maniobras ‘Defender Europe’ involucran a 18.000 soldados de la OTAN en Polonia y otros países de Europa del Este; las maniobras ‘Hedgehog’, a 15.000 soldados de la OTAN en Estonia; las maniobras ‘Wettiner Heide’, a 7.500 en Alemania; y las maniobras ‘Iron Wolf’, a 3.000 en Lituania. En Finlandia, el ejercicio Arrow 22 cuenta con la participación de la Brigada Blindada de Finlandia y tanques de Estados Unidos, Gran Bretaña, Letonia y Estonia.
El cuento oficial de que la OTAN está ayudando a la inocente Ucrania contra una invasión no provocada por Rusia se está disolviendo, ya que la OTAN utiliza a Ucrania para justificar una drástica remodelación de la geopolítica mundial. De hecho, las declaraciones del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, al clausurar la cumbre de la OTAN dejaron claro que, mucho antes de que el presidente ruso Vladimir Putin ordenara una invasión de Ucrania este mes de febrero, la OTAN estaba armando a Ucrania como representante contra Rusia.
‘La OTAN es más fuerte que nunca. Europa y Norteamérica están sólidamente unidas. Ucrania puede ganar esta guerra’, afirmó Stoltenberg. Añadió que los ‘Aliados se han comprometido y han entregado asistencia de seguridad a Ucrania por valor de miles de millones de dólares, y a lo largo de los años, la OTAN y los Aliados han entrenado a decenas de miles de fuerzas ucranianas. Todo esto está marcando una diferencia real en el campo de batalla cada día’.
Stoltenberg se hacía eco del excomandante del ejército estadounidense en Europa, Ben Hodges, que ha dicho que Washington debería declarar que en Ucrania ‘queremos ganar’. Hodges también pidió ‘romperle la espalda a Rusia’.
Stoltenberg dijo que esto era parte de una expansión global de las operaciones de la OTAN: ‘Los ministros también hablaron de nuestra próxima Cumbre de Madrid. Tomaremos decisiones importantes para reforzar la disuasión y la defensa de la OTAN para reflejar la nueva realidad de seguridad en Europa; para seguir apoyando y comprometiéndonos con socios afines, cercanos y lejanos; y para adoptar nuestro próximo Concepto Estratégico, el proyecto de la OTAN para una era de competencia estratégica’.
Además de los actuales Estados miembros de la OTAN, se espera que Japón, Corea del Sur, Finlandia, Suecia, Ucrania y Georgia asistan a la cumbre de la OTAN del 28 al 30 de junio en Madrid. El gobierno español del Partido Socialista (PSOE)-Podemos responderá a las protestas masivas que se esperan con el despliegue de 25.000 policías antidisturbios para bloquear la capital de España.
El comunicado de los ministros de Asuntos Exteriores del G7 del sábado contenía un avance del nuevo concepto estratégico de la OTAN. Este gigantesco documento de 30 páginas no es en realidad un resumen de las discusiones de la cumbre, sino una extensa lista de demandas de los países imperialistas más poderosos a prácticamente todo el mundo. Se dirige a Rusia, a la antigua Yugoslavia, a la zona del Indo-Pacífico, a China y a los mares del Este y del Sur de China, a Myanmar, a Afganistán, a Libia, a Siria, a Irak, a Palestina, a Yemen, al Cuerno de África, a Somalia, a Sudán, a Etiopía, al Sahel, a los países del Golfo de Guinea, a Venezuela, a Haití, a Irán y a Corea del Norte.
En cuanto a la guerra de Ucrania, el comunicado del G7 apunta especialmente, además de a la propia Rusia, a China y a Bielorrusia. Denuncia a Bielorrusia como ‘cómplice’ de la guerra al ‘permitir la agresión de Rusia’ y advierte que Bielorrusia ha incumplido ‘sus obligaciones internacionales’.
El G7 exige a China que corte el comercio con Rusia, que se enfrenta a amplias sanciones financieras de Estados Unidos, y que abandone sus reivindicaciones en el Mar de China Meridional. Ordena a China ‘no socavar las sanciones impuestas a Rusia’ y ‘desistir de participar en la manipulación de la información, la desinformación y otros medios para legitimar la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania’. También dice a China que dé ‘acceso inmediato, significativo y sin restricciones a Xinjiang y Tíbet’, dos regiones estratégicas del oeste de China, a los funcionarios de la ONU y otros observadores.
Sobre Rusia, el G7 declara: ‘Rusia ha violado la Carta de la ONU… y tendrá que afrontar las consecuencias de sus acciones. Rechazamos cualquier noción de esferas de influencia y cualquier uso de la fuerza que no se ajuste al derecho internacional. Nunca reconoceremos las fronteras que Rusia ha intentado cambiar mediante una agresión militar, y mantendremos nuestro compromiso en apoyo de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, incluida Crimea, y de todos los Estados’.
Lo que la OTAN propone es una erupción global del militarismo imperialista. En los 30 años transcurridos desde que la burocracia estalinista disolvió la Unión Soviética en 1991 y eliminó el principal contrapeso militar de la OTAN, ésta se ha lanzado a una carrera neocolonial. Ha bombardeado, organizado golpes de estado, invadido u ocupado militarmente el territorio o los funcionarios de prácticamente todos los países enumerados en el comunicado del G7. Las guerras de la OTAN, como las que destrozaron Irak, Afganistán, Libia, Siria y Malí, costaron en total varios millones de vidas.
La decisión de Putin de responder al armamento de la OTAN en Ucrania con una invasión preventiva es reaccionaria, pero hay que hacer una observación evidente: Las condenas de la OTAN a Rusia por violar el derecho internacional apestan a hipocresía. Desde la invasión ilegal de Irak por parte de Estados Unidos y Reino Unido en 2003 hasta su bombardeo unilateral de Siria en 2017, la OTAN ha prescindido de la pretensión de que sus guerras se rijan por el derecho internacional.
Los trabajadores deben tomar la escalada militar de la OTAN contra la Rusia con armas nucleares y la megalomanía de sus ambiciones geopolíticas como una advertencia urgente. A medida que la guerra en Ucrania se prolonga, y el ejército ruso consolida su control militar sobre las zonas de habla rusa en el sur y el este de Ucrania, el peligro de una escalada militar incontrolada entre la OTAN y Rusia, que termine en una guerra nuclear total, está aumentando cada día.
Cada vez está más claro que para que la OTAN ‘gane’ la guerra Rusia-Ucrania, como exigen Stoltenberg y Hodges, tendrá que atacar directamente a Rusia. La integración en la OTAN de Finlandia, con su gran ejército y sus 1.300 km de frontera con Rusia, y el constante redoble de los juegos de guerra de la OTAN a lo largo de las fronteras de Rusia demuestran que los preparativos para esa política suicidamente temeraria están muy avanzados.
En todo el mundo aumentan las huelgas y las protestas antigubernamentales, como el movimiento de masas en Sri Lanka que exige el derrocamiento del presidente Gotabhaya Rajapakse. La declaración del G7 sobre la crisis alimentaria es, sin embargo, otro fraude político: culpa a Rusia de la crisis alimentaria, que amenaza cientos de millones de vidas, y en cuya creación la OTAN desempeñó un papel fundamental.
Los bancos centrales de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y la Unión Europea están congelando cientos de miles de millones de dólares de las reservas de divisas de Rusia, lo que hace imposible pagar a Rusia en dólares por sus productos en los mercados mundiales. Mientras la invasión rusa impide que gran parte del grano ucraniano llegue a los mercados mundiales, las draconianas sanciones de la OTAN han hecho imposible la exportación de grano e insumos fertilizantes rusos. Lituania, Estado miembro de la OTAN y de la UE, también ha bloqueado la exportación de potasa de Bielorrusia a través de sus puertos.
Las crecientes amenazas de guerra de la OTAN contra Rusia y su imprudente socavación de los suministros mundiales de alimentos ponen de manifiesto que la supervivencia de miles de millones de personas depende de la movilización política y la unificación de los trabajadores a nivel internacional contra la guerra imperialista en una lucha por el socialismo.
La fuerza que debe movilizarse contra el creciente peligro de una Tercera Guerra Mundial nuclear es la clase obrera internacional. Esto incluye, en particular, a la clase obrera rusa y ucraniana, movilizada sobre la base de las tradiciones revolucionarias bolcheviques que llevaron a su unificación, hace un siglo, en el derrocamiento del capitalismo y la construcción de la Unión Soviética.
Las dificultades y sufrimientos masivos causados por la guerra de la OTAN contra Rusia están preparando estallidos revolucionarios de la lucha de clases a nivel internacional. Los ministros de Asuntos Exteriores del G7 llamaron a crear un ‘Grupo de Respuesta a la Crisis Global sobre Alimentos, Energía y Finanzas’, declarando: ‘El panorama geopolítico ha cambiado fundamentalmente. La guerra de agresión no provocada y premeditada de Rusia ha exacerbado el panorama económico mundial con la fuerte subida de los precios de los alimentos, los combustibles y la energía’.
* Publicado originalmente en inglés por World Socialist Web Site el 15 de mayo de 2022.
Foto de portada: Once Noticias.
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