Redacción SomosMass99
México, D.F. / Lunes 5 de octubre de 2015
La sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es fundamental dado que la agricultura transgénica puede afectar de manera directa los derechos humanos de las comunidades mayas como son: la identidad cultural, la autonomía, la alimentación, medio ambiente, territorio, acceso a los recursos naturales tradicionalmente manejados, entre otros. Así lo señalaron los apicultores y organizaciones civiles a un día de que el Ministro Fernando Franco González, resuelva sobre los amparos en contra del permiso de soya transgénica otorgado a Monsanto.
Para las y los apicultores mayas, la sentencia de la Suprema Corte es muy relevante porque lo que se decida incidirá directamente en su patrimonio biocultural y su forma de vida. “Culturalmente no conocemos la soya transgénica, y este cultivo no genera empleo para la gente. También nos va a afectar por la pérdida de nuestros bosques, esos bosques les sirven a las abejas, tenemos diversidad de especies todo el año para que se alimenten. La soya transgénica requiere grandes áreas de desmonte. La apicultura es una actividad ancestral, es el patrimonio de la cultura maya, nos genera ingresos económicos muy importantes, y también permite cuidar el medio ambiente. Además, los mecanizados están siendo fumigados con avionetas y eso nos trae consecuencias. Aun así, a nosotros nadie nos preguntó sobre la siembra de soya transgénica.”, señaló Leydi Pech, integrante del Colectivo Apícola Chenero.
La historia data de 2012, cuando las y los apicultores consideraron que el permiso para liberar soya transgénica otorgado por SAGARPA vulneraba sus derechos a la consulta, libre, previa, informada y culturalmente adecuada; al medio ambiente sano; y hacía caso omiso al principio precautorio; argumentos que les fueron reconocidos por jueces federales mediante sentencias emitidas en 2014.
Las sentencias fueron impugnadas y han llegado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dado la trascendencia y relevancia del caso, y la posible afectación o alteración de valores sociales, la convivencia y bienestar para las comunidades apícolas mayas que habitan en la Península de Yucatán.
“Mientras que la autoridad encargada de los temas agrícolas en México expidió permisos de soya transgénica (actos reclamados) que afectan la actividad histórica del pueblo maya consistente en la apicultura y la meliponicultura, a través de la cual expresan el ejercicio de derechos fundamentales como son: identidad cultural, la autonomía, el territorio y el acceso a los recursos naturales tradicionalmente manejados; el Gobierno de Yucatán reconoció la posible afectación por la siembra de soya transgénica al Patrimonio Biocultural y a los derechos humanos del pueblo maya y tomó medidas legales y administrativas para su protección”, señaló Jorge Fernández, abogado de la organización de promoción y defensa de los derechos humanos Indignación.
“Aprobar la siembra de soya genéticamente modificada en la Península de Yucatán terminaría con un círculo virtuoso en una región en la cual la apicultura ha fomentado un desarrollo humano sustentable durante años. La apicultura se sostiene en la riqueza cultural y ambiental de la selva maya, entonces, las comunidades protegen la selva, que les genera ingresos. El romper el círculo tendría consecuencias nefastas. Ya se han deforestado más de 38,000 hectáreas en 2013, tan sólo en Campeche, en parte para la siembra de soya. También existe el riesgo de desertificación de las cuencas hídricas por la siembra de extensas parcelas de soya. Por último, no podemos olvidar los riesgos para la salud de las comunidades por las fumigaciones con glifosato, mismas que ya se han visto en otros países como Argentina”, comentó el Colectivo MA OGM.
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