Para eso se contrataron
Agustín Galo Samario
Enrique Peña Nieto no se movió un ápice y partió rumbo a China y Australia para atender las cumbres del G-20 y la Apec. Antes y durante el viaje, reiteró su solidaridad con los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos desde el 26 de septiembre, y afirmó que no asistir a esas reuniones “sería actuar con irresponsabilidad”, porque son foros que impulsarán la economía nacional. Mientras, el país se moviliza por la masacre de los estudiantes guerrerenses y por las tragedias particulares en los estados de la República, con una indignación que crece al salir a la luz pública que Angélica Rivera, esposa del presidente, posee una mansión de 86 millones de pesos.
Cada vez hay más mexicanos dispuestos a mostrar su inconformidad. Por la ola de inseguridad que no cesa, por la corrupción en las instituciones, por el escaso éxito de las políticas gubernamentales en todos los órdenes, porque nadie ve mejor sus ingresos, porque las oportunidades de desarrollo sólo son para unos cuantos. Abundan las razones.
Ahora que se presenta el Congreso de Líderes Educativos Educatic, que se llevará a cabo el próximo 21 de noviembre en León, Celaya y Dolores Hidalgo, el delegado de la Secretaría de Educación de Guanajuato para la Región 1 Norte, Román Cifuentes Negrete, comentó que de la población mayor de 15 años en el estado 300 mil no saben leer ni escribir, 540 mil no han concluido la primaria y 940 mil no terminaron la secundaria. Es decir, de los más de cinco millones 700 mil guanajuatenses, un millón 780 mil tienen un bajo nivel de estudios. ¿A qué se dedicará ese 30 por ciento de nuestra población? ¿Tendrá un salario digno que le permita el sustento diario?
No es difícil encontrar la respuesta. Son los miles y miles de personas que, si tienen suerte, trabajan por su cuenta, de obreros, que ocupan los cruceros de las avenidas de nuestras ciudades o que abandonan el estado cuando deciden emigrar. Pero también pueden ser aquellos que se dedican a asaltar y que ahora aparecen en los videos que se difunden a través de las redes sociales: O peor aún, son los que ingresan a las filas del crimen organizado porque las opciones a su alcance no les resuelven nada.
Ante este panorama no parece haber lugar para el optimismo. Porque todo se reduce a que nuestros funcionarios públicos han fallado en la tarea de diseñar políticas públicas que beneficien al grueso de los mexicanos. Los terribles acontecimientos de Iguala mostraron que el gobierno se corrompió. Pero si nos asomamos la pobreza, al desempleo, a los salarios que pagan las empresas nacionales y extranjeras, a la insuficiente cobertura educativa, a la inseguridad, la impunidad con que se cometen los delitos y la corrupción institucional, entonces bien se puede concluir que los ciudadanos que toman las calles tienen como motivo principal un Estado que falla a diario. ¿Podrán revertir esta situación nuestros gobernantes? Deberían poder. Para eso se contrataron.
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