SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 11 de noviembre de 2022
El pasado 3 de noviembre, por trigésima vez consecutiva desde 1992, en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, la comunidad internacional manifestó su rechazo al criminal y genocida bloqueo económico, comercial y financiero que desde 1962 mantiene oficialmente Estados Unidos contra Cuba, bloqueo que en los hechos inició desde el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.
El proyecto de resolución presentado por la isla, A/77/L.5, Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, obtuvo 185 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y 2 abstenciones (Brasil y Ucrania). Muestra, también, el rechazo internacional a la unipolaridad y a la imposición unilateral de medidas coercitivas que tienen alcance extraterritorial, violatorias de las soberanías nacionales.
El bloqueo de Estados Unidos a Cuba es un acto de guerra económica. En los más de 60 años de su imposición los daños acumulados suman, a precios corrientes, 154 mil 217 millones de dólares; sin embargo, si se toma en consideración el valor del oro, ascienden a más de un billón de dólares (1 391 111 millones de dólares). Por tanto, constituye el principal obstáculo al desarrollo económico y social de la isla y afecta a todos los sectores, genera serias dificultades y agrava las existentes porque, además, va acompañado de constantes intentos de desestabilización política, terrorismo incluido.
Y para colmo de cinismo e hipocresía, al término de la votación la representación de Estados Unidos solicitó la palabra para manifestar su «preocupación » por el pueblo cubano: «Estamos enfocados en el bienestar político y económico de los cubanos, y centramos nuestros esfuerzos en la democracia y los derechos humanos y las libertades fundamentales». Por si esta perla de hipocresía no bastara, agregaron: «Estados Unidos se opone a esta resolución, pero apoya al pueblo cubano y seguirá buscando formas de brindarle respaldo continuo»
Ese tipo de declaración se corresponde con la ofensiva mediática e ideológica del imperio cuya pretensión es que aceptemos la realidad que nos imponen como algo normal e inamovible; que admitamos esa realidad e intentemos adaptarnos a ella porque así han sido las cosas y siempre serán de ese modo; en este contexto el objetivo es que el mundo vea el bloqueo a Cuba y a este tipo de políticas aberrantes como algo natural a lo que tendremos que acostumbrarnos o atenernos a las consecuencias por no asumir la «normalidad» imperial.
Van más de sesenta años de bloqueo, acompañado por terrorismo de Estado, y Cuba y su Revolución siguen de pie, con la frente en alto e incrementando su prestigio entre los pueblos del mundo por la solidaridad y ejemplo que les brinda. El imperio, con todo su poderío económico, científico-tecnológico, mediático y militar no ha podido doblegar a la Revolución y al pueblo cubano, cuyas armas fundamentales son la dignidad y la verdad, ante las que han fracasado los múltiples intentos imperiales por someter a la patria de Martí.
Aun cuando sabemos que el imperio hará caso omiso de esta resolución ─como lo hace desde 1992─, la votación en la Asamblea General de la ONU representa para Cuba no solamente un triunfo diplomático más, sino la victoria de la dignidad y la resistencia de un pueblo revolucionario ante la obsesión del poderoso por doblegar su soberanía, su libertad y su derecho a existir.
Esa resistencia y dignidad, y la solidaridad que la Mayor de las Antillas entrega y recibe, además del enorme significado de su Revolución, hacen de Cuba un referente y ejemplo para los pueblos del mundo.
Y al imperio eso no le conviene, pues ─como diría Silvio─ «le duele el amor».
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: Twitter/ @Jose_Martinez72
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