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Michaël Dias
Robert Ménard, ex presidente de Reporteros Sin Fronteras y actual alcalde de Béziers (sur de Francia), acaba de desatar una viva polémica después de declarar que mantiene un fichero sobre el origen étnico y la supuesta religión de los alumnos del municipio.
El 4 de mayo Robert Ménard participó en el programa de televisión “Mots croisés” en la cadena pública France 2. El alcalde de Béziers, elegido en 2014 con el apoyo del Frente Nacional y de otros partidos de la derecha soberanista y de extrema derecha, hizo una declaración que provocó el rechazo de muchos ciudadanos. Después de afirmar que “hay un problema con la inmigración”, cosa que va haciendo desde hace años, añadió que “hay un 64,6 % de niños de confesión musulmana en las escuelas [de Béziers] (…) con padres que a menudo hablan muy mal francés o no hablan francés en absoluto”. Interrogado por un presentador sobre la procedencia de esta cifra, Ménard respondió que proviene de la alcaldía. “El alcalde tiene los apellidos, clase por clase, de los niños. Sé que no tengo el derecho pero lo hacemos. Los nombres dicen las confesiones. Decir lo contrario, es negar la evidencia”.
Si Ménard es un asiduo de los discursos agresivos y polémicos sobre la inmigración y el islam, esta vez traspasó la línea roja: la de la legalidad. Efectivamente, la legislación francesa prohíbe expresamente las estadísticas étnicas o religiosas.
El martes, a través de la página de Facebook de la alcaldía y en distintos medios de comunicación, negó la existencia de un fichero étnico, explicando que el único fichero que posee es el del Ministerio de Educación Nacional, que censa los alumnos de las escuelas públicas. La fiscalía ordenó inmediatamente una “investigación preliminar por mantenimiento ilegal de ficheros por el origen étnico” así como el registro del ayuntamiento. Éste tuvo lugar la misma tarde, mientras Robert Ménard estaba dando una rueda de prensa. Pero la Policía Judicial no incautó nada.
El miércoles, fue convocado por la policía para dar explicaciones sobre el caso. Entretanto, cambió de versión, entrando en una línea de defensa muy confusa: según la abogada de la alcaldía, la cifra citada por Ménard sería una aproximación basada en una lista de algunas escuelas y a partir de la cual “hizo un análisis a título de reflexión”. Sin embargo, él mismo declara: “Mi cálculo es significativo, serio y sólo pido una cosa: que lo verifiquen”. Unas declaraciones consideradas muy contradictorias, hasta por el propio fiscal, el cual indicó que si no se encuentran elementos, no hará continuación de la acción penal.
Distintas organizaciones como el MRAP (Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos) o la LICRA (Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo) denunciaron al edil. El lunes 11 de mayo, el tribunal administrativo de Montpellier rechazó la demanda de la Coordinación contra el Racismo y la Islamofobia, considerando que por el momento la existencia de ficheros no estaba demostrada. En cambio, la investigación preliminar de la fiscalía sigue abierta. En cuanto a la Liga de Derechos Humanos, apeló a la Comisión Nacional Informática y Libertad, la autoridad administrativa encargada de proteger los datos personales, el respeto de la vida privada y las libertades individuales y públicas. Como lo explica el diario regional Midi Libre, si ésta considera que las estadísticas reveladas por Robert Ménard provienen de informaciones desviadas de su finalidad, podría incurrir una pena (teórica) de hasta cinco años de prisión.
Reacciones en cadena
Las reacciones a las declaraciones de Robert Ménard no se hicieron esperar. Primero en las redes sociales, donde muchas personas se escandalizaron y compararon sus prácticas con el fichaje de los judíos durante la ocupación nazi y el régimen de Vichy. El Primer Ministro, Manuel Valls, publicó este mensaje en su cuenta de Twitter:
https://twitter.com/manuelvalls/status/595532045134262272
“Debería darle vergüenza al alcalde de Béziers. La República no hace NINGUNA distinción entre sus hijos.”
François Hollande, por su parte, denunció una práctica contraria “a todos los valores de la República”.
Pero lo que más suscitó reacciones, fue la idea absurda según la cual el nombre o el apellido de una persona denotarían su religión. En efecto, muchísimos inmigrantes (o franceses descendientes de inmigrantes) tienen nombre y apellido árabes sin ser musulmanes. Así, uno de los textos más compartidos en las redes sociales y por los medios de comunicación es el de Malika Ménard, ex Miss Francia y periodista.
https://twitter.com/MenardMalika/status/595909171066855424
“Estoy orgullosa de mi apellido y desolada que me asocie a Robert Ménard con quien no puedo definitivamente compartir nada más. También estoy muy orgullosa de mi nombre que hace eco a los años que pasaron mis abuelos en Marruecos.” Y propone a su homónimo que la cuente “en una categoría que se aplica a mí y a millones de ciudadanas y ciudadanos. ‘Mujer libre, amante de su país, de su diversidad étnica y religiosa, y orgullosa de todas sus raíces, sin excepción’”.
En Slate.fr, la periodista Nadia Daam publicó un artículo titulado “Me llamo Nadia y no soy musulmana” en el cual expresa que “poner a niños en casillas según su nombre, y poner a los ‘Mohamed’ en la columna ‘musulmanes’, no solamente es ilegal e infame, sino que también es totalmente imbécil. (…) Todos los inmigrantes o hijos de inmigrantes provenientes de países mayoritariamente musulmanes no son necesariamente musulmanes. La Musulmania no existe. (…) Los Cohen no son todos judíos. Las Marie no van todas a la misa”. Y concluyó su texto por una nota humorística para acabar con los tópicos de una vez: “Soy Nadia, soy atea. Y tampoco tengo receta de cuscús ni truco para comprar alfombras baratas”.
Por supuesto, Robert Ménard puede contar con el apoyo de la extrema derecha. Así, Florian Philippot, vicepresidente del Frente Nacional, considera que se trata de una polémica totalmente vana y malintencionada. Nada sorprendente cuando se sabe que hace apenas dos meses Ménard desbautizó la calle del 19 de marzo de 1962 (fecha de los acuerdos de Evian que pusieron fin a la Guerra de Argelia, después de ocho años) para darle el nombre del Comandante Hélie de Saint-Marc, calificado de “héroe francés”. En 1961, Saint-Marc participó en una tentativa de golpe de Estado contra el Presidente Charles de Gaulle, liderada por militares que le consideraban un traidor después de que organizara un referendo sobre la autodeterminación de Argelia y que el gobierno francés entablara negociaciones secretas con los movimientos independistas, acción que le costó cinco años de prisión. La nostalgia de la Argelia francesa, un tema clásico de la extrema derecha del país.
La trayectoria política de Robert Ménard (desde la Liga Comunista Revolucionaria y el Partido Socialista en los años setenta a las posiciones más reaccionarias) no deja de sorprender. Sin embargo, esta evolución la comparten numerosos intelectuales europeos que sucumbieron a las sirenas de la islamofobia y del discurso anti-inmigracionista. En un contexto de ascensión de los partidos de extrema derecha en numerosos países de Europa y de liberación de la palabra racista por parte de determinados sectores, las declaraciones de Robert Ménard no solamente constituyen una provocación inútil sino que son peligrosas ya que sólo contribuyen a echar leña al fuego y a enfrentar unos ciudadanos contra otros.
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