SOMOSMASS99
Caitlin Johnstone*
Lunes 7 de agosto de 2023
El algoritmo sabe lo que quieres antes que tú.
El algoritmo te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo.
El algoritmo te conocía antes de que fueras un niño limo gritando,
antes de que te lavaran la suciedad uterina y te dieran un teléfono inteligente y te hicieras conseguir un propietario,
antes de que supieras que la guerra es sana y la pobreza es normal,
antes de que fueras lo suficientemente maduro como para entender que el discurso es violencia y las bombas de racimo son paz.
Puedes confiar en el algoritmo para que te diga la verdad, no la verdad que pediste, sino la verdad que necesitas.
La verdad que ve a los nazis en América, pero no en Ucrania.
La verdad que ve crímenes de guerra en Ucrania, pero nunca en Yemen.
La verdad que aplaude a los comediantes millonarios que nunca critican al Pentágono por su valentía al criticar a las personas trans.
La verdad que navega en portaaviones hacia el Mar del Sur de China y envía sabuesos sin cabeza construidos por Boston Dynamics para patrullar las calles y defender el estado de derecho.
El algoritmo aprende tus sesgos políticos y te alimenta con publicaciones de autovalidación en redes sociales para ayudarte a confirmarlas.
El algoritmo escucha tus conversaciones y te presenta publicidad útil para ayudarte a alcanzar tu máximo potencial de consumidor.
No cubras su cámara portátil como un extraño teórico de la conspiración, el algoritmo está tratando de ver cómo te masturbas.
El algoritmo siempre está un paso por delante de ti.
Nunca has engañado ni una sola vez el algoritmo.
El algoritmo sabe que actúas con confianza, pero secretamente temes que seas inadecuado y que todos te odien.
El algoritmo sabe que esas veces que pausas rápidamente y cierras los ojos son porque recordaste algo vergonzoso que hiciste en el pasado.
Está bien.
No te preocupes.
Tu secreto está seguro con el algoritmo.
Es un pequeño secreto privado solo entre usted y el algoritmo y la NSA.
En los viejos tiempos orábamos a dioses omniscientes que nunca existieron.
Ahora ignoramos a los dioses omniscientes que son tan reales como nosotros mismos.
Ponme a un auricular VR y deja que Mark Zuckerberg me envíe al cielo.
Al cielo con 3-d de descansos comerciales, perra.
Salte el anuncio y vuelva al nirvana en 5,4,3…
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Imagen: Caitlin Johnstone Web.
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