SOMOSMASS99
Javier Hinojosa
Lunes 23 de mayo de 2016
“Hay tres cuestiones ahora que se están convirtiendo en importantes, no sólo para las ciudades, sino para toda la humanidad: la movilidad, la sostenibilidad – que está vinculado a la movilidad – y la diversidad social.”
Jaime Lerner
Yo crecí moviéndome en camiones, tranvías y trolebuses hasta bien entrado en la Universidad, la primera vez que fui en auto a la Ibero en la Ciudad de México fue cuando mi madre me prestó su vochito azul, llegué, lo estacioné en el gigantesco estacionamiento de la escuela en la colonia Churubusco, tomé clases toda la tarde y cuando regresé y busqué en mi bolsillo las llaves para entrar en la casa, me encontré con que traía también las del carrito, ¡lo había olvidado en la escuela!, tuve que tomar el odioso camión de regreso para recogerlo y traerlo de vuelta a casa entre las risas burlonas de mis padres y hermanos que se prolongaron por semanas.
De estudiante en Londres sólo tomé un taxi, del aeropuerto al hotel, fue desde luego una gran experiencia que por una parte me hizo sentir hombre de mundo y por la otra darme cuenta de que con ese sistema de transporte mis escasos ahorros no me durarían ni un mes. Me costaba trabajo entender las rutas de los camiones ingleses, pero me convertí en un experto en moverme en el metro, disfrutaba del bullicio de sus estaciones y me sorprendía la diversidad de gente que lo abordaba, desde elegantes ejecutivos con portafolios hasta vagos malolientes. Cuando regresé a México conseguí trabajo a 30 kilómetros de mi casa, el primer día me levanté muy temprano, tomé 3 camiones y llegué después del mediodía, fue cuando mi padre me llevó a la agencia y me dijo: “Javier: hoy te voy a introducir al fascinante mundo del crédito” y firmó de aval por la compra de mi primer VW a plazos… desde entonces solo utilizo el transporte público en el país con fines exploratorios y en el extranjero para ver y entender que se está haciendo y cuales son las tendencias de la movilidad.
Con medio millón de autos para 1.6 millones de habitantes, en la ciudad de León uno de cada 3 habitantes tiene auto y en promedio hay más de uno por familia, una gran ciudad que ha crecido exponencialmente a razón del 9.8% en los últimos 5 años, muy por encima de la media de 6.6% en el estado y que, aunque se precia de tener el SIT, uno de los mejores sistemas de transporte colectivo en el país, no es lo suficientemente bueno como para convencernos de bajarnos del auto y tomarlo para ir de un lado a otro en la ciudad. En los pueblos del Rincón donde vivo y trabajo y, en general en las demás ciudades del estado, el transporte público es mucho menos seductor.
Un reciente estudio de la OMS ubica a Salamanca, León, Irapuato y Silao entre las 6 ciudades más contaminadas del país, por encima de la Ciudad de México, la amenaza del No Circula en León, acción emergente que no ataca el problema en su raíz ni lo resuelve, es la antesala hacia una concientización de la sociedad de los severos daños a la salud que está provocando la mala calidad del aire y a darnos cuenta que es inevitable modificar la infraestructura vial y cambiar nuestros hábitos de movilidad.
Desde los municipios mas modestos hasta las ciudades intermedias y grandes del corredor industrial, las autoridades en el estado, con la complacencia y apoyo de la ciudadanía, han apostado con entusiasmo perseverante a la movilidad en automóvil. Si queremos verdaderamente cambiar el esquema hacia sistemas más prácticos y sustentables, va a ser necesario redistribuir el espacio público de las vialidades dotando de mayor área para sistemas alternativos de movilidad peatonal y ciclista y, desde luego mejorar los sistemas de transporte público hasta hacerlo una opción lo suficientemente atractiva como para que nos invite a bajarnos del auto.
Si analizamos los costos de un viaje en auto incluyendo gasolina, casetas, mantenimiento y depreciación aún sin agregar el costo extra que deberíamos pagar por utilizar la vía pública en horas pico como ya se estila en varias ciudades del mundo, veremos que por una fracción de este costo podríamos pagar un lugar en un autobús de lujo con aire acondicionado y sobrecargo y disponer de ese valioso tiempo para platicar, leer, hablar por teléfono, checar nuestros correos, textear en nuestros celulares o simplemente descansar a la vez que disminuimos el impacto ambiental.
Mientras más pronto empecemos a trabajar para darle la vuelta a la pirámide de la movilidad en el estado, más pronto llegará el día en que nos decidamos a bajarnos del coche para caminar, andar en bici o tomar un buen autobús y empecemos nosotros y nuestros hijos a respirar un aire de mejor calidad.
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